Tiempo y distancia.

A través de la pintura imprimo mi visión personal de la realidad, trato de contar hechos de una forma singular a través de la pintura figurativa, enlazando mis recuerdos de niñez con el entorno que me rodea. mostrando un enfoque personal y único, donde subyace una importante carga simbólica, contada a través de la imagen de la memoria y mi deformidad particular de la realidad ante el espectador.

Mi proyecto se basa en transmitir el carácter no solo físico de la obra, sino en abarcar su perfil psicológico, donde los personajes juegan esta dualidad.

El recuerdo entendido como un reflejo, algo velado y nebuloso, del pasado, proyectado sobre el lienzo aparentemente rígido del presente. El recuerdo entendido como un vehículo para transfigurar en presente lo ausente. Y en esta idea que gira en torno al recuerdo, la que subyace de forma latente en el trasfondo narrativo de mi obra.

Pero, ¿qué sería del recuerdo sin el sueño? En mi trabajo el recuerdo no es una simple fotografía del pasado (esto sería algo demasiado simple y evidente, superficial e inocuo). Trato el recuerdo como una mirada dicotómica. En un primer término la mirada de aquella niña a la que las salinas donde trabajaba su abuelo se le antojaban montañas nevadas, montañas que deseaba escalar para después deslizarse hacia abajo, y la admiración con idolatría a su padre y a su abuelo. Con ambos mantuvo una relación especial y ambos vio irse en una primera persona del pretérito más imperfecto y trágico.

En un segundo término entra en juego un proceso tan introspectivo como retrospectivo, donde la primera persona pretérita pasa a ser una tercera persona. Es en esta mirada donde el recuerdo transfigura la realidad. Y es en esta mirada donde lo onírico, lo imaginado o lo fantaseado colman los huecos que deja el olvido.

Edición de 100 ejemplares.
Tamaño 15×10 cts 16 paginas.
Todos los ejemplares incluyen una obra firmada y numerada.
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